El sábado 1 de Julio a las 18h dentro del programa de la tercera edición de Engánchate al Buñuel proponemos un debate sobre el movimiento municipalista que llamaremos Camino al MAC3
Camino al M.A.C. 3
Dentro de las Terceras Jornadas Enganchate al Buñuel.
Jornada de puertas abiertas, creada y organizada por las personas, colectivos y proyectos que formamos parte del Buñuel, porque queremos dar a conocer todo lo que pasa dentro.
Un día lleno de actividades: talleres, actuaciones, charlas, mesas informativas, mercadillo, tapeos,… y también lleno de espacios para estar, descansar, cuidarnos,… hay espacios para todxs.
Desde las 12h de la mañana hasta las 22h (después seguiremos la fiesta en San Pablo, que estamos en las FIESTAS DEL GANCHO!), puedes acercarte a conocernos, a participar, a saber del proyecto de gestión comunitaria,…
Vente solx, con tus colegas, con familiares,…
 
 
			El objetivo de este día de fiesta en el CSC Luis Buñuel es que los colectivos muestren sus actividades al barrio del gancho que celebra sus fiestas. Desde Nociones Comunes entendemos que no hay mejor muestra de lo que hacemos que una debate estilo café tertulia, de los que venimos llamando «Relaxing Cup..». Como no podía ser de otra manera, planteamos la charla sobre el momento del municipalismo, tema que ha vertebrado gran parte de  nuestro trabajo en el centro. Además se da la circunstancia de que en estos días estamos  culminando la preparación del tercer encuentro » Municipalismo, auto-gobierno y contrapoder» que se presentara en fechas próximas. Pretendemos debatir la actualidad del movimiento y adelantar algo de lo que sabemos de esa nueva cita.
Os esperamos a todas y todos.
PONENCIA PRESENTADA EN ENCUENTRO M.A.C. 3 DE ACORUÑA
Aproximaciones al municipalismo en Aragón.
El movimiento municipalista en Aragón acusa el desgaste del ciclo institucionalista y el reflujo de
 los movimientos sociales. Gran parte de los principales activos del movimiento se han visto
 enclaustrados por la lógica institucional y los ritmos de una maquinaria diseñada para desactivar la
 potencia de las reivindicaciones herederas del acontecimiento 15M. Por un lado, el hecho de que las
 personas impulsoras de plataformas del sindicalismo social se encuentren ahora trabajando en
 instancias administrativas y, por otro lado, la permamente amenaza de fagocitación de las iniciativas
 municipalistas por parte de los partidos estatalistas han mermado las producciones de autonomía así
 como la capacidad de intervención en el avance de transformaciones constituyentes.
 Zaragoza en Común o la refriega de los gobernistas
 El gobierno en minoría de Zaragoza en Común (ZeC) ha tenido diferentes efectos en la
 solidificación de la apuesta municipalista más fuerte del territorio aragonés. La deriva gobernista de
 las sensibilidades adscritas a los partidos centralistas y la paulatina atomización de las personas
 indepedientes que trabajan en ZeC han producido una estratificación de la organización que parece
 conducir a una creciente desarticulación entre el grupo municipal, donde concejalxs y trabajadorxs
 funcionan casi de manera automática, la coordinadora, cuyas decisiones cada vez se hallan más
 relegadas al ámbito logístico, y la asamblea, como sujeto pasivo con nula capacidad de intervención
 en las decisiones políticas de la organización. El desgaje entre lo orgánico y lo institucional ha
 venido impulsado, en gran medida, por los sectores partidistas que expresan una priorización de la
 mesa de partidos como espacio legítimo de negociación entre las diferentes sensibilidades frente al
 fortalecimiento de ZeC como espacio de confluencia con protagonismo ciudadano. El temor a que
 ZeC se pueda convertir en competidor electoral de los partidos que lo conforman ha derivado en
 una clara intención de éstos en que ZeC no pudiese construirse como organización completamente
 autónoma.
 En Zaragoza, nunca anteriormente una fuerza política diferente del PSOE o el PP estuvo en
 condiciones de lograr la mayoría plenaria para la investidura, y nunca una fuerza estuvo en
 condiciones de disputar efectivamente el liderazgo de izquierda al PSOE en el Ayuntamiento. Ante
 esta situación, ZeC podía optar por dos vías de actuación/relación: la primera consistiría en un pacto
 de gobernabilidad sobre las políticas a realizar esta legislatura, rebajando las expectativas emanadas
 del programa, especialmente en lo tocante al desmontaje de políticas neoliberales de ciudad. La
 segunda opción, y ésta fue la elegida, consistió en tratar de llevar adelante todas las políticas
 contenidas en el programa a través de la acción de las áreas sin rehuir las votaciones en minoría,
 con el objetivo de politizar efectivamente las reformas y cambios necesarios, y evidenciando la
 ambivalencia del PSOE y su alineación con el PP en las cuestiones estructurales.
 Nos encontramos a mitad de legislatura y resulta necesario asentar y profundizar las políticas
 realizadas: el cambio hacia un modelo de ciudad centrado en las personas y lo social frente al
 modelo de ciudad basado en lo inmobiliario (a través de las políticas de Derechos Sociales,
 Vivienda, Igualdad, Urbanismo y Movilidad), la gestión de recursos presupuestarios desde los
 barrios (participación) y un modelo de servicios públicos fuerte (remunicipalización).
 Todo apunta a que, dentro de dos años, ZeC y el PP se afianzarán como las principales fuerzas
 electorales representadas en el consistorio de la ciudad, salvo cambios de rumbo inesperados, como
 un escenario de fragmentación electoral de las fuerzas del cambio integradas en ZeC. En términos
 políticos, esto significa un escenario donde la plataforma municipalista se enfrenta directamente al
 ala dura neoliberal del Régimen del 78. Así, la contradicción crítica anteriormente señalada se
 vuelve en contra del PSOE, que debe optar entre conformar un bloque defensivo del Régimen del
 78, subordinado al PP, o apoyar y dar soporte a las políticas del cambio y las reformas impulsadas
 por ZeC. O bien por una tercera vía de indefinición (continuista con su actual posición) que, una
 vez perdida la hegemonía sobre las políticas progresistas, sólo puede contribuir a su
 marginalización como un partido fuera del eje del cambio.
 Por otra parte, si algo ha quedado claro en estos dos años, es la existencia de una red informal de
 poder que a menudo consigue influir decisivamente en los partidos políticos y, consecuentemente,
 en decisiones institucionales. Derrotas como las de Averly o el outlet de la autovía de Logroño
 marcan en último término la diferencia entre la voluntad del actual gobierno municipal y el
 servilismo hacia los poderosos de PSOE, PP y C´s. A pesar de su pérdida de poder, el PSOE es
 mucho más que sus 6 concejales, es toda una red clientelar y cientos de personas en puestos
 estratégicos de otras instituciones: empresas municipales, universidad, fundaciones, etc.
 Deberíamos ser capaces de seducir a parte de esa base social influyente hacia las políticas del
 cambio. Así, se ha gobernado en un estado de guerra permanente con el poder local, con una
 organización recién nacida y débil que necesitaba a un PSOE, que ha puesto todos los palos en las
 ruedas que ha encontrado a su alcance. Y aun así, con toda esta fragilidad, se ha conseguido revertir
 algunas dinámicas: IBI, servicios sociales, presupuestos participativos, transparencia, reducción del
 déficit, que suponen logros del gobierno municipal.
 Desde una perspectiva autocrítica, hay aspectos en los que no se ha podido avanzar: auditoría
 ciudadana, remunicipalizaciones, mayores cuotas de participación y transparencia… La consigna
 del «gobernar para todos» ha generado miedos a acusaciones injustificadas de nepotismo. No es
 fácil. Sabemos que sólo desde la institución no se pueden acometer todos los cambios que
 necesitamos para vivir en una ciudad que cuide a su gente y el planeta que habitamos. Es necesario
 todo un tejido social implicado que empuje ese cambio: las viejas y nuevas asociaciones vecinales,
 las AMPAs de los coles, grupos de usuarios de los centros de salud, entidades de economía social,
 grupos de desahuciadas y afectadas por la hipoteca, trabajadores de servicios municipales que
 quieren poder dar el servicio en unas condiciones dignas, etc. Hay muchas más instituciones
 formales e informales que atraviesan nuestras vidas. El reto, frente a las redes de poder inforal que
 controlan la política en la sombra, es construir espacios y redes de participación, cooperación y
 cuidados que sean capaces de devolver el poder a la gente.
 De cara a las elecciones municipales de 2019, el segundo asalto institucional en Zaragoza se ha
 jugado, en buena parte, en las recientes primarias de Podemos. La nueva ejecutiva, según parece, va
 a apostar por un cierre por arriba al estilo Unidos Podemos entablando negociaciones con IU y
 dejando al margen al sector de independientes, fundamental para lograr un desborde que vaya más
 allá de la pura coalición de partidos o suma de siglas. El hecho constatado de que el sector
 independiente carece, hoy en día, de una base social que lo soporte, no nos hace ser muy optimistas
 respecto a la potencia del movimiento para contrarrestar el intento de cierre.
 El movimiento municipalista en el territorio aragonés
 En el resto de Aragón, encontramos pequeños resquicios de municipalismo. En algunas localidades
 de variada población, existen plataformas con vocación municipalista que achacan los principales
 problemas que hemos señalado arriba. La mayor parte de las candidaturas presentadas en el medio
 rural han obtenido resultados bajos y se encuentran en posiciones de subalternidad y de oposición
 dura. La falta de tejido social y de espacios sociales y centros de gestión ciudadana son los
 principales factores que impiden el desarrollo del movimiento municipalista en las zonas rurales. En
 la actualidad, tenemos la sensación de que no hay cuerpos para sostener el asalto institucional.
 A pesar de ello, consideramos imprescindible establecer una coordinación entre las variadas
 apuestas municipalistas del territorio tratando de establecer un marco articulado que permita
 vehicular las principales líneas políticas por las distintas ciudades y pueblos de Aragón en las que
 exista o pueda existir producción de movimiento.
 En este sentido, el caso de Alto Aragón en Común (AAeC), como nuevo agente de confluencia
 ciudadana generado de forma previa a las elecciones generales, abre la posibilidad a la creación de
 instancias de índole territorial capaces de disputar el espacio político a la forma Partido. AAeC
 consiguió, por primera vez en la historia, romper el bipartidismo en la provincia de Huesca
 obteniendo uno de los tres diputados. Este hecho insólito en todo el Estado, donde jamás se ha roto
 el bipartidismo en provincias donde se juegan tres diputados, nos invita a reforzar estos espacios
 autónomos respecto a los partidos así como a implementar una agenda municipalista aprovechando
 el tejido organizativo consolidado de la plataforma.
 Nuevos retos, diferentes estrategias
 En Aragón, pero también en el resto de territorios, nos encontramos ante el reto de implantar y
 articular el movimiento municipalista frente a la creciente asunción del marco impuesto por arriba
 de la coalición Unidos Podemos. Las apuestas municipalistas, nacidas con frescura, se encuentran
 hoy atravesadas por lógicas partidistas y dinámicas inherentes a la forma Coalición. Los cierres de
 cúpulas en la toma de decisiones son, cada vez, más habituales en detrimento de las prácticas
 horizontalistas. El peligro de que el municipalismo devenga como meme electoral produce rechazo
 en la autonomía política y en los movimientos sociales.
 Por ello, consideramos que es momento de no obsesionarse con la vertiente electoralista. Ya
 conocíamos los riesgos del dentro-fuera de la institución y la deriva gobernista. Ahora los hemos
 experimentado y toca generar espacios agregadores de construcción de movimiento y producción
 del común. Para ello, debemos impulsar los movimientos sociales que más punch tienen en la
 actualidad y establecer, desde ahí, un nuevo marco de posibilidad para convocar de nuevo y
 extender el movimiento municipalista generando una red de nodos autónomos que marquen la
 agenda política y contrarresten el impulso fagocitador de los partidos estatalistas anticipando las
 líneas políticas a seguir.
 Si bien la irrupción de Podemos, como herramienta, no ha supuesto una superación del Régimen del
 78, aunque haya significado una alteración de la aritmética bipartidista; la potencia del movimiento
 municipalista tal vez pueda quebrar, a partir de lo ya conseguido, los mecanismos representativos en
 los que asienta el institucionalismo existente.
 En la actualidad, tendremos que pensar cómo afecta la cuestión catalana al municipalismo y en qué
 medida se abre una crisis del Estado español que está conllevando, en los últimos días, una nueva
 merma en los derechos fundamentales así como un recorte de libertades ante el que el
 municipalismo no puede quedarse de brazos cruzados. No sabemos el alcance de las hipótesis
 rupturistas de los movimientos independentistas pero puede resultar interesante imaginar que no se
 trata únicamente de romper con el Estado español sino de cuestionar, por parte de algunas
 organizaciones, el marco europeo y las políticas impuestas por el Banco Central Europeo. No
 podemos perder de vista las iniciativas municipalistas que están surgiendo en otros países europeos,
 como es el caso de Italia, a la hora de comenzar a escalar la red de ciudades rebeldes hacia una
 confederación de municipios europeos que hagan frente al fascismo, racismo y xenofobia que se
 extiende por el continente.
 En definitiva, se trata de extender los conflictos sociales, de forma autoorganizada y coordinación
 reticular, aunando el impulso de ruptura y transformación de los movimientos que, en la actualidad,
 tienen más alcance, para lograr la implantación y consolidación del proyecto municipalista que nos
 permita crear nuevas formas de institucionalismo y contrapoder.
 
					